lunes, 5 de octubre de 2015

Lo que significas para mí



-¿Por qué eres así conmigo?- le pregunté.
-¿A qué te refieres?
-Quiero saber por qué cuando estamos solos no puedo hacer nada sin que te alejes de mí o cambies de tema.

Estaba harta de esta situación. Andrés me gustaba demasiado, pero cada intento de acercármele hacía que se alejara de mí. No entendía por qué lo hacía. ¿Quizás no le gustaba que se le acercaran demasiado? Pero qué estoy diciendo. Él saluda a todo el mundo y se les acerca para hablarles. ¿Por qué era así conmigo?

-Dime la verdad, ¿no te agrado?- ya me estaba enojando.
-No es eso. Me agradas. En serio me agradas. Incluso más de lo que me gustaría que me agradaras- me dijo con tristeza en su voz.
-¿Qué quieres decir con “más de lo que te gustaría”?
-Olvídalo.
-No te entiendo. Simplemente no te entiendo- le dije.

Quería irme. Quería huir de Andrés, pero cuando lo intenté él me tomó del brazo, me atrajo hacia sí. Sujetaba mi brazo con una mano, y la otra la tenía en mi espalda. Andrés se mantuvo en silencio unos segundos.

-No puedo hacerlo- dijo mientras me soltaba.
-¿Ves? Es a esto a lo que me refiero. No soportas ni estar un segundo cerca de mí, y no entiendo por qué.

Me fui de ahí. No vi a Andrés en un par de minutos. Estaba sentada sola frente a la fogata. Estaba destrozada por el rechazo de Andrés. Estaba llorando.

-No llores. Por favor no llores. No era mi intención hacerte llorar. Perdóname Alex. Por favor perdóname- me dijo mientras me abrazaba- Eres demasiado hermosa para llorar. Tus hermosos ojos no merecen derramar ni una sola lágrima por este tonto que tienes al lado.
-Vete ahora mismo.
-Alex, ¿quieres que te diga la razón por la que soy así contigo?- me preguntó mientras limpiaba mis lágrimas con su dedo.
-Ya no tiene caso. Ya me quedó claro que no te gusta estar cerca de mí.
-Te equivocas. Me encanta estar a tu lado.

Lo miré de forma extraña. Si le gustaba estar a mi lado, ¿por qué me evitaba?

-El hecho de que seas mucho menor que yo hace que, de alguna manera, trate de protegerte. Incluso protegerte de mí mismo si es necesario. No quiero hacerte daño- me dijo con un brillo en sus ojos-, pero al parecer ya es tarde.
-¿Es sólo eso?

Esperaba que me dijera que también le gustaba. Anhelaba que me lo dijera.

-Además, tú me pones en serio nervioso. Todo lo que haces y dices me pone nervioso. No sé cómo logras tener ese poder sobre mí, pero lo haces. Quiero cuidarte y verte feliz pero sé que a mi lado, y teniendo en cuenta nuestra situación, jamás lo serás.
-¿Es sólo eso?- repetí.
-¿Recuerdas que una vez de te dije que me gustaría encontrar a alguien que me hiciera creer en el amor?
-Sí, ¿por qué lo preguntas?
-Perdóname.
-¿Por qué?
-Por esto…

Acercó mis labios a los suyos y me besó. Fue el beso perfecto. Fue tan romántico.

-Perdóname por esto y por elegirte como la chica que me hará creer en el amor. No tienes qué decir nada. Si no es lo que tú sientes no puedo obligarte a que correspondas a mis sentimientos.
-En ese caso, perdóname tú también. Perdóname por elegirte como el chico que me hará creer en el amor.

Esta vez fui yo quien lo besó. Estuvimos así un tiempo hasta que sentí que alguien nos observaba. Era mi primo Sam.

-¡Alex! ¡¿Por qué tardaste tanto en darle una oportunidad a este chico?!
-Espera, ¿tú lo sabías?
-Alex, hay que ser ciego para no darse cuenta de la química que hay entre ustedes. Además, parece que hubiesen nacido hechos el uno para el otro.

Sam se fue y nos dejó solos.

-¿Crees que sea verdad lo que dijo Sam?- preguntó.
-¿Qué si estamos hechos el uno para el otro? No lo sé.
-Bueno… tenemos mucho tiempo para averiguarlo.

Volvió a besarme. Esa fue la mejor noche del mundo. Ese fue el mejor beso del mundo. Ese fue el mejor momento del mundo. Él es el mejor novio del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario