martes, 5 de julio de 2016

Algo más que un amigo

Siempre he tenido la fuerte convicción de que puedes conocer a las personas a través de sus ojos. Puedes conectarte con alguien con tan sólo hacer contacto visual. En el amor pasa eso. Puedes enamorarte de una persona tan sólo con ver sus ojos. Creí que había encontrado al chico para mí en cuanto vi esos ojos verdes, ocultos tras esas largas pestañas que me volvían loca. Sin embargo, estaba totalmente equivocada y sólo lo supe cuando él decidió que no podíamos seguir juntos.

Durante días sentí como si estuviese en el fondo de un agujero del que no podía salir. Él era demasiado importante para mí y había terminado las cosas de una manera tan repentina, dejándome totalmente destrozada. Lo veía cada día con la esperanza de que me dijera que arregláramos las cosas, que aún me quería y que deseaba volver conmigo. Pero nada pasaba. Los días transcurrieron y ese momento nunca llegó.



Mis amigos veían que yo no estaba bien y me pedían desistir de esa idea, pero yo me aferraba a ella con todas mis fuerzas aun sabiendo el daño que me ocasionaba a mí misma. Yo sólo quería tenerlo de nuevo conmigo, aunque era más que evidente que en sus planes él no contemplaba esa posibilidad. Lo seguí intentando hasta que, un día, finalmente me rendí y pude comprender que estaba completamente obstinada a algo que no pasaría nunca.

Decidí que lo mejor para mí era estar sola. No quería volver a pasar por todo eso, porque estaba segura que no podría volver a soportarlo. Decidí dedicarme un tiempo a solas para reflexionar en todo lo que había pasado. Ese tiempo que estuve sola me sentí bien como si, de alguna manera, me estuviese renovando. Pasaba tiempo con mis amigos y empezaba a relacionarme con muchas personas y conocía a nuevas. Realmente llegué a sentirme feliz con mi vida de esa manera. Podía sentir la calma.

Un día me encontré casualmente con un amigo. Él y yo siempre nos habíamos llevado bien pero, por alguna razón, nunca habíamos tenido una relación tan cercana. Por lo general, nos saludábamos y en ocasiones hablábamos de trivialidades cuando estábamos en grupo. Era extraño porque ese día hablamos como si nos conociéramos de toda la vida. Era algo raro.

Nuestros encuentros casuales se volvieron cada vez más constantes y cada vez nos llevábamos mejor. Mis amigas empezaron a cuestionarme por esa amistad. “Pasas mucho tiempo con él”, fue lo que me dijeron. No sabía qué decir al respecto porque, si bien sabía que siempre estaba con él, no podía verlo más que como mi amigo ya que, muy en el fondo, aún sentía algo por ese chico que terminó conmigo. Aunque me doliera admitirlo, era cierto. Pero a pesar de eso, no podía evitar preguntarme qué era lo que me llamaba la atención de este amigo.

Cuando llegaron las vacaciones, creí que las cosas iban a cambiar pero no fue así. Me la pasaba todo el día en mis redes sociales hablando con él. Todo el día, todos los días. Recuerdo perfectamente cuando mis amigas me dijeron: “Es obvio que le gustas” y me respuesta fue un rotundo no. Me negaba totalmente a la idea de que yo podía gustarle y quería pensar que simplemente era muy amable conmigo. No podía asimilar la idea de que yo pudiera interesarle como algo más que una amiga, porque yo estaba bien sola. Estaba bien sin sentir nada por nadie.



Él era increíblemente dulce conmigo. Siempre se aseguraba de que estuviese bien, se interesaba en las cosas que me gustaban y compartíamos las cosas que teníamos en común. Realmente me sentía muy bien hablando con él. Simplemente era yo y eso era suficiente para él. El problema era que mientras más dulce, tierno y amable era conmigo, más cosas empezaban a surgir. No quería admitirlo, pero él me estaba empezando a gustar y más de lo que debía.

Un sueño fue lo que me hizo dar cuenta que en serio me gustaba. Yo no suelo soñar con alguien en específico, pero sé que cuando lo hago es por algo importante. Pero yo no iba a decírselo, ¿y si me rechazaba? O peor aún, ¿si me decía que yo también le gustaba? No era algo que quisiera saber. Trataba de seguir comportándome como la amiga que se supone debía ser para él. Luego, otro sueño se presentó. En el sueño, él me quería decir algo importante pero no sabía qué era. Se lo mencioné casualmente y lo que me sorprendió no fue el hecho de lo tomara como algo bueno sino su respuesta: “Te iba a decir que me gustas”. Quedé en shock con eso. Era imposible.

Pero, ¿a quién quería engañar? No hablas todo el tiempo con alguien porque sí y ya. Mis amigas me lo habían dicho y yo sólo quería ignorarlas porque, para mí, simplemente no era posible que yo le gustara.

Después de ese día, nuestras conversaciones eran distintas. Empezaron a llenarse de corazones, emoticones tiernos y hasta románticos, muchas palabras lindas y se impregnaron de “te quieros”. Yo no podía creer el hecho de conocer a alguien como él: tierno, romántico, divertido, gracioso, poético. Hacía y decía cosas que nadie nunca se había atrevido por mí. Sólo por mí. Todo eso parecía un sueño y yo sólo podía pensar en qué momento se volvería una pesadilla. Ya estaba acostumbrada a eso. Sin embargo, él hacía que cada vez todo se volviese aún más perfecto. Estar con él era absolutamente increíble.

Hace unos días salimos juntos. Fuimos a ver una película.

Durante la función, un frío terrible invadió la sala y yo sólo temblaba, pero puedo asegurar que mi corazón se detuvo por un instante cuando sentí que él me rodeaba con su brazo para cubrirme del frío y darme un poco de calor. En unos minutos, estábamos abrazados tratando de soportar el frío. La escena podría parecer divertida a primera vista, pero había tantos sentimientos ahí involucrados.

En un instante, sentí que no podía hacer nada más que mirarlo y él hacía lo mismo. Sólo nos observábamos sin apartar la mirada el uno del otro. Podía ver claramente sus ojos cafés en la oscuridad y eran perfectos. Sólo pude cerrar mis ojos cuando sentí sus labios sobre los míos, fundiéndose en un beso que no parecía tener fin. Para mí, nada existía alrededor y sólo estábamos él y yo. Nada más importaba. No podía creer que en serio eso estaba ocurriendo y, por un momento, pensé que todo se trataba de un sueño y que en cualquier instante iba a despertar. Cuando abrí mis ojos, me di cuenta de que todo era real y sólo pude sonreír en ese momento. Con mi corazón increíblemente acelerado.

La verdad, aún no logro entender qué vio en mí este chico tan especial pero, sea lo que sea, no quiero que deje de verlo por mucho tiempo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario