martes, 17 de noviembre de 2015

Luna



Nunca había visto la Luna tan hermosa como aquella noche. Tan bella y brillante que iluminaba toda la playa. El ambiente era perfecto y la música llenaba el silencio de una manera increíble. Caminaba descalzo por la arena disfrutando del aire fresco.

Entonces la vi… Estaba sentada con las piernas cruzadas, mirando el mar. Su cabello se movía con el viento y hacía que éste se le cruzara por el rostro. Cuando lo apartó, la pude apreciar perfectamente: era increíblemente hermosa. Su piel era tan blanca y delicada que parecía de porcelana. Sus ojos verdes contrastaban con el profundo negro de su cabello. Y sus labios… eran de un rojo carmesí que te hacían hipnotizar y elevar. Era tan hermosa como la Luna.

Sólo estaba ahí parado, observándola. Luego de un momento, decidí acercarme y hablarle. Fue muy amable desde el primer instante y cuando sonrió… Nunca había visto una sonrisa como la de aquella chica.

-Me fascina la Luna- dijo dirigiendo su mirada hacia ella iluminando sus bellos ojos color esmeralda.

Hablamos el resto de la noche, reímos, bromeamos. Cada vez que la oía reír, era como escuchar la más hermosa melodía sobre la faz de la Tierra.

Hubo un momento, uno muy especial. Ella se quedó mirándome y sonrió. Bajó su mirada, tímida ante la mía como esperando que yo hiciese algo. Y así fue: la besé. Y, justó ahí, desapareció.

Yo tan sólo abrí los ojos, despertándome del sueño más extraño que alguna vez tuve. Dejé de soñar con aquella chica que quizás nunca conoceré, o tal vez ya la conocí y nunca me di cuenta. Quizás estaba tan abstraído en mi mundo que no la pude apreciar. O sólo quizás ella es una creación de mi mente, inventada representando todo lo que deseo.

Fuese como fuese, ella siempre iba a permanecer en mi memoria como la Luna con ojos color esmeralda. 

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